martes, 29 de abril de 2014

El comienzo. La cámara.

Cuando decidimos adentrarnos en el mundo de la fotografía, la primera gran duda que nos surge, es que tipo de cámara debemos de utilizar para realizar buenas tomas.
 
Uno de los grandes mitos, es que disponer de una cámara tipo réflex, nos asegura realizar buenas fotografías, esto es una creencia, que en un principio, esta muy lejos de la realidad. Una de las primeras frustraciones de los principiantes, es que se percatan que con su nueva y flamante cámara reflex, la cual le habrá costado unos eurillos curiosos, es que las fotografías obtenidas, son de peor calidad que las que podíamos conseguir con nuestra cámara compacta o incluso con nuestro móvil.
 
A la hora de adquirir una cámara réflex, hay que tener en cuenta, que para la utilización de este tipo de cámaras hay que tener claro y dominar conceptos de fotografía profesional, como apertura, obturación, sensibilidad, medición de luz, exposición, etc.  incluso aunque seamos fotógrafos aficionados, solo así, podremos sacarle partido a nuestra nueva adquisición.
 
El corazón de toda cámara digital, ya sea compacta o réflex, es el sensor electrónico, que puede ser de diferente tipo y tamaño. Esto es una pieza electrónica, que se encarga de captar y registrar la luz que llega hasta él a través de la óptica de nuestra cámara. Posteriormente, esa luz es analizada e interpretada por el DAC (Digital Analogic Converter) que es el encargado de transformar esa luz (fuente analógica) que ha llegado al sensor en información digital, por último, dicha información se almacena, en un determinado formato, en una tarjeta de memoria extraíble que se encuentra alojada en el el interior de la cámara o bien en una memoria interna tipo flash incorparada de fábrica.
 
En posteriores entradas, profundizaremos en el tipo y tamaño de sensores que tenemos actualmente en el mercado, así como conversores analógico/digital (DAC), tarjetas de memoria y formato de ficheros.

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